Con mi mochila a la espalda caminaba por una carretera. Los páramos desérticos bañaban el paisaje en millas y millas a mi alrededor. Mis únicos compañeros de viaje eran las plantas rodadoras, las nubes de polvo y arena y los cactus que me encontraba por el camino. Caminaba solo, con mi mochila y mis pocas pertenencias dentro de ella. Me froté con una mano la frente para escurrirme el sudor y me quité las gafas. Cuando separé el cristal de mis ojos, lo empecé a ver todo borroso. Alcé la mirada hacia un cielo azul añil moteado de nubes grisáceas aquí y allá durante unos instantes, resoplé y me dispuse a seguir mi camino. Mientras seguía caminando tiré las gafas…
Kitsune
UNA CASITA PARA ESTOS INFELICES
Hace 14 años