viernes, 1 de enero de 2010

La sombra que quebró el hielo




- Me voy a volver adicta a las sombras... - Me miró burlona.

- Más?

- Te lo tienes muy creído…

Me encogí de hombros y me dio un leve empujón cariñoso.

- Yo seré adicta a las sombras, pero yo a ti te pongo a cien, así que… - Me miraba a los ojos, siempre hablaba con tono de burla.

- Eso de que puedas congelarme cuando menos me lo espere le da un morbo interesante.

Cuando dije aquello alzó una ceja y su mano se posó en mi cuello. De repente un frío glacial empezó a cruzar mi cuello, como si me lo estuvieran atravesando despacio con un cuchillo. Los brazos de demonio brotaron de mi espalda como reacción, agarrándola de las muñecas y de la cintura. No podía moverse, la tenía atrapada. A pesar de todo, no retiró su mano de mi cuello. Nos envolvían las sombras… Estaba en clara ventaja.

- Todos tenemos nuestros trucos... – Ella sonreía, parecía tomárselo como un juego. Aparté su mano de mi cuello tirando de ella con la extremidad sombría que estaba agarrándola. Al mismo tiempo, el extremo punzante de uno de los brazos demoníacos rozó levemente la barbilla de Karin mientras yo me frotaba el cuello. A pesar de todo, Karin no se movió, seguía con sus ojos clavados en los míos.

- Déjate de juegos... Sabes que odio el frío…

Escuché perfectamente como tragó saliva.

- Pues yo soy frío... - Murmuró seca

- Entonces te convertiré en calor... - Mientras hablaba, la atraje hacia mí, pero giró la cabeza negándome el beso.

- Yo soy hielo...

- Entonces te derretiré

- Es como si yo te dijera que te voy a iluminar...

Entonces la tomé de la barbilla, haciendo que me mirara mientras las extremidades sombrías desaparecían liberándola.

- Ilumíname...

Noté como sus ojos azules se clavaban en los míos otra vez en la penumbra. Entonces me besó… En aquel momento me dio la sensación de estar traicionando mis principios. Aún así, ninguno de los dos pudimos contenernos. Cuando nos separamos me miró, tímida.

- Te aprovechas de mi...

- No te he obligado a que vengas, y no ofreces resistencia... Eso es aprovecharme?

- Me dices cosas que sabes que van a hacerme caer en tus redes...

- Yo solo te incito a que te acerques a la red...

Se pegó a mí, apoyando su barbilla en uno de mis hombros mientras la abrazaba.

- Me... has atrapado... en esa red...

- Te has perdido en las tinieblas y no podrás salir… Pero quizá encuentres Luz entre las tinieblas.

- Para eso... debería iluminar el lugar...

- Hasta en la más profunda Oscuridad... Siempre hay, por ínfima que sea, un poco de Luz

- No vuelvas a dejarme sola... No sería capaz de vivir en la Oscuridad...
Posó sus labios sobre los míos, pero no me besó.

- Conmigo puedes...?

- Tú me protegerías en las tinieblas...

- Las propias Sombras serían tu escudo

- Y yo te daría calor...

- Hace frío en el Infierno...

Ella sonrió entreabriendo sus labios y nos fundimos en otro beso…

Desde el principio toda aquella historia me olía mal… Pero nunca imaginé que acabaría así. Siempre había sido un perro solitario… Un “perro de las sombras”, como ella me llamaba. Sea como fuere, todo el mundo acaba encontrando algo por lo que luchar… Y yo lo encontré.

- Has roto el muro de hielo…

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