Las calles de Barcelona no habían sido clementes conmigo. Tampoco había esperado que lo fueran, así que sin remilgos, me levanté del suelo. Cuando estuve en pie observé mis ropajes: Estaban andrajosos, sucios, malolientes y destrozados. Hacía tiempo, mucho tiempo, no vestía así… Pero eso solo era el pasado. Un pasado que me atormentaba día tras día, y que nunca más podría olvidar. Lo había perdido todo en un leve parpadeo… Si, así era. Tan triste como me sonaba, mientras lo decía para mi mismo. “Lo has perdido todo, y ya no lo puedes recuperar” Me decía. A veces, cuando lo decía, quería llorar, pero las lágrimas no encontraban la senda de salida. O quizá ya no tuviese lágrimas. A veces pensaba que se me habían secado.
UNA CASITA PARA ESTOS INFELICES
Hace 14 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario